Partiendo de una parcela sensiblemente cuadrada, la vivienda se posiciona consolidando los linderos sur y oeste formando una planta en forma de “L” que libera la parte trasera de la parcela orientada al sureste para el jardín con vistas a la Sierra de la Alfaguara y se protege así de soleamiento de oeste.
El proyecto se resuelve volumétricamente con una pieza horizontal de una planta paralela a la calle que se macla a 120º con una segunda pieza de dos alturas formando una “L” abierta. Las fachadas están compuestas por volúmenes en blanco que en ciertas situaciones generan un desfase interior que se torna a un gris medio, dando como resultado un entorno muy aseado y equilibrado donde destacan los elementos vegetales del jardín.
Las estancias de día y el dormitorio principal se vinculan al jardín y la piscina mediante amplios huecos siempre protegidos por un voladizo en la parte superior. Mientras que las estancias secundarias se vuelcan hacia la fachada de la calle presentando un aspecto más serio que queda interrumpido por la entrada retranqueada y el cambio de tonalidad a un gris medio en la esquina sur.
La planta superior emerge con un volumen exento que rompe la horizontalidad generalizada de la edificación para recoger los voladizos que protegen del soleamiento directo las estancias de planta baja.