Se trata de una “Estación Biológica de Campo (EBC)” ubicada en la antigua nave aserradero del conjunto “La Resinera”, que tendría por objeto la investigación y docencia del medio ambiente. La propuesta arquitectónica pasa por recuperar el carácter esencial de los espacios, concebidos como grandes contenedores a los que se incorporan otros pequeños contenedores, siguiendo el programa funcional.
Algunos de los nuevos usos introducidos se encuentran en estos módulos más pequeños que permiten que el edificio albergue una gran diversidad de actividades; todas ellas relacionadas con el uso de la Estación Biológica de Campo proyectada. El programa se desarrolla entonces tanto en el interior de estos pequeños contenedores como en los vacíos resultantes del gran contenedor, dando uso a la totalidad del edificio en base a un gradiente de privacidad.
El acceso al edificio se realiza por la fachada Norte que se enfatizada mediante una marquesina con forma abocinada de acero corten que atraviesa la nave secundaria en la fachada norte hasta la nave principal donde se encuentra la recepción y el “gran espacio escénico” en donde se desarrollan los pequeños contenedores.
La nave principal coronada por la cubierta a dos aguas realizada con cerchas de pendolón con tirante mediante cable se convierte en el gran protagonista del proyecto. Dadas sus aptitudes espaciales reconocedoras de su pasado industrial se pretende su puesta en valor adoptando una estrategia que procura mantener la integridad espacial desarrollando ciertos usos entrelazados cuya resultante es un único espacio fluido y matizado por los diferentes contenedores y otros elementos ligeros de mobiliario.
Es en estos vacíos de la nave generados por los contenedores que se insertan donde se desarrollan los usos de aula, espacios de estar, comedor multiusos y cocina. Se convierten en una serie de espacios informales que fomentan la interacción y colaboración entre los alumnos. El aula dispuesta en el extremo este de la nave se cierra respecto del resto del volumen para dar mayor independencia y autonomía, pero aislada mediante un volumen de madera que se corona con un acristalamiento en su parte superior de forma que no interrumpa la vista longitudinal de la cubierta.
Los contenedores son acotados volúmenes de madera que generan una relación de respeto con el volumen principal a la vez de ser los encargados de albergar los usos de laboratorio y aseos.
En cuanto a los dormitorios, se ubicarán en la nave más pequeña en la fachada norte, donde se cuenta con mayor número de huecos y superficie para ventilación e iluminación. El acceso a los distintos dormitorios se realiza desde la nave principal a través de espacios intersticiales entre los diferentes contendores.
La intervención en la cubierta se centra en la sustitución de la existente por unos faldones de panel sándwich de madera de gran absorción acústica y aislamiento térmico para terminar exteriormente con un revestimiento de chapa de acero corten sobre rastreles. La iluminación natural del amplio espacio principal se garantiza mediante lucernario longitudinal orientado a norte en la cumbrera de la cubierta, diseñado de tal manera que no altera la sección interior del edificio.